Para los especialistas, el mayor pecado es el conocido churrasco. La mezcla de la grasa de la carne de res con el carbón despide una toxina que es muy difícil de eliminar por los riñones y la grasa (o el gordo) de la carne se deposita en las arterias en forma de colesterol, explica la nutricionista Rita Medina.
La tendencia a comer la carne roja semicocida o casi cruda, por el gusto al jugo que segrega, no es aconsejable, porque puede transmitir parásitos como la cisticercosis o tenia saginata que afecta al sistema nervioso y al cerebro, además de dificultar la digestión, advierte el proctólogo Hugo Heredia.
En el caso del pescado crudo, como el cebiche, también se puede contraer parásitos, como la fasciola hepática, que se aloja en la vesícula biliar.
Medina aconseja que toda carne debe ser sometida a una cocción mayor a los 70 grados centígrados, para eliminar cualquier bacteria. Además, consumirla bien cocida facilita la digestión y evita que permanezca mucho tiempo en el intestino, impidiendo que llegue a la putrefacción y generación de más toxinas.
El consumo excesivo de carnes puede provocar con el tiempo la retención de ácido úrico o gota, formación de cálculos vesiculares y renales, debilitamiento de los huesos, presión arterial alta, colesterol alto, diverticulosis e, incluso, cáncer, según Heredia.
Del total de la dieta diaria, el 25% debe ser carnes y el 75%, vegetales, cereales y frutas. El desayuno debe representar del 10 al 20% de la dieta, el almuerzo, entre el 40 y 50%, y la cena, el 30%.
Medina sugiere comer carne roja tres veces a la semana, dos veces pollo y al menos una vez pescado. Mejor si es a la plancha o al horno.
En el pollo es importante eliminar la piel, porque contiene mucho colesterol. En el caso de las sopas, hay que sacar el hueso de res y de pollo, porque también tiene colesterol, especialmente el tuétano. Ni qué hablar de las menudencias de pollo y res. En cambio la grasa del pescado es buena porque contiene Omega 3, de allí viene el conocido aceite de bacalao que combate los resfríos, inflamaciones, remueve la grasa de las arterias, protege las neuronas y ayuda al crecimiento, dice Medina.
En el caso del chancho, por más que se le saque la grasa, una buena parte de esta se deposita en las células del tejido, por lo que al consumirla se ingieren muchas calorías, peor si está frita, como el chicharrón. Por lo tanto, aconsejan comer máximo una vez a la semana o dos veces al mes.
Ambos especialistas coinciden en la necesidad de combinar las carnes con fibras, las cuales solo hallan en el mundo vegetal. “Las verduras, las habas, los cereales (sobre todo soya) y las frutas son importantísimos, porque tienen fibra. Se aconseja comer con cáscara guapurú, guayaba, uva, manzana, pera, durazno y, en el caso de la piña, con el corazón”, dice Heredia.
Es más, al menos un día a la semana, se deben sustituir las carnes por lentejas, frejoles, quinua y otros granos, por su alto valor nutritivo.
No hay que consumir una dieta repetitiva. De nada sirve comer bife, lechuga y arroz la mayor parte del tiempo, por más que sea en proporciones pequeñas, ya que la carne no tiene todos los nutrientes que el organismo requiere.
Otro secreto es consumir bastante agua (mínimo dos litros al día) para evitar los cálculos, por el exceso de proteínas de las carnes.
Finalmente, otro consejo importante es la práctica del ejercicio (al menos caminar), porque esto obliga a los músculos del corazón a bombear más sangre, fortaleciéndolo.
Las cifras
18
Es el consumo aproximado per cápita de kilos de carne de res al año en Bolivia. En Santa Cruz, esta cifra supera los 30 kilos. Sin embargo, es el menor de Latinoamérica.
40
Es el consumo per cápita de kilos de pollo al año en Bolivia. Es el más bajo de Latinoamérica. En Brasil esa cifra es de 85 kilos.
Qué comer
- Sugerencia. La nutricionista Gabriela Anglarill, del centro LAIN, sugiere a continuación una dieta nutritiva que combina, para el almuerzo, diversos tipos de carnes, verduras y carbohidratos:
- Lunes. Una lata pequeña de atún al agua, acompañada de verduras cocidas: zanahorias y vainitas, con aceite de oliva, más 150 gramos (7 cucharadas) de arroz blanco con cebollita picada.
- Martes. 200 gramos de pollo (un filete similar a la palma de la mano) a la plancha con mantequilla y salsa soya. Acompañar con ensalada mixta (tomate, repollo y pimentón), más una porción de fideo con salsa soya.
- Miércoles. 200 gramos de carne con pimentón, acompañados de una ensalada con remolacha, lechuga, zanahoria y tomate, además de 150 gramos de arroz primavera (con trocitos de zanahoria, pimentón y arvejas).
- Jueves. 200 gramos de pescado con chorrellana, acompañados de rodajas de tomate y pepino (sal a gusto) y puré de papas.
- Viernes. 200 gramos de hamburguesa de soya o milanesa de soya, acompañada de una ensalada de verduras cocidas (brócoli, zanahoria y arvejas) con un camote al horno.
Más datos
- Nutrientes. Las carnes, sean rojas o blancas, contienen proteínas, hierro y algunas vitaminas. Las proteínas actúan como una especie de ‘ladrillos’ para la reconstitución de ciertos tejidos en el cuerpo, pero su exceso es dañino. El hierro es un elemento necesario para que se forme la sangre. Las carnes también contienen vitaminas K y E, que son liposolubles (vienen diluidas en la grasa).
- Advertencia. Las personas que sufren de osteoporosis, reumatismo, gota y artrosis deben comer poca carne, pues el ácido úrico se deposita en las articulaciones y causa mucho dolor.
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