Sus vísceras, como el corazón y el hígado, aumentan el nivel de vitaminas y minerales en nuestro organismo, si es que estos forman parte de nuestra dieta.
Otro de los elementos beneficiosos de la carne de pollo es la vitamina B12. Este nutriente tiene un alto impacto sobre el sistema inmunológico específicamente sobre los glóbulos rojos, ayudando a prevenir enfermedades como la anemia.
Asimismo, dentro del aporte nutricional de la carne de pollo se destaca la presencia de ácido fólico y de vitamina B3. Adicionalmente, esta carne es fuente de fósforo y potasio.
En la etapa de crecimiento (niños, adolescentes) y en el embarazo, se necesita aumentar la ingesta de proteínas y hierro. Ante ello, la carne de pollo puede ayudar a mejorar el consumo de proteínas de alto valor biológico,
La carne de pollo o conejo podría incluirse 1 o 2 veces a la semana, mientras que las carnes rojas podrían consumirse el resto de los días de la semana.
De esta forma, vemos que puede incluirse carne todos los días, siempre y cuando esté en el marco de una dieta saludable, que incluya variedad de carnes y de otros alimentos en sus proporciones adecuadas durante la semana.
En el marco de una dieta equilibrada se debe escoger variedad de carnes y sus versiones más magras.
La carne de pollo puede incluirse 1 o 2 veces a la semana en nuestra dieta, mientras que las carnes rojas pueden consumirse el resto de los días de la semana.
El pollo nos ayuda a cubrir una ingesta proteica de buena calidad, brinda, hierro y otros minerales que sólo se encuentran en la carne en mayor proporción.
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