Después de 12 años, de regreso de su largo viaje como inmigrante, comparte esa sopa de garbanzos, espinacas y pescado en su restaurant Mare Nostrum con su familia y con Para Ellas, para recordar costumbres y sazones lejanas.
“Allá la celebración es casi la misma como para todos los católicos. Solo que la espiritualidad y la unidad de la familia están ante otra mesa”, dice mientras saborea una torrija, una rebanada de pan que remojó en leche, rebosó en huevo, frió y roció con miel y canela hace unas horas.
Una dulzura para saciar el hambre mientras el alma se llena durante la cuaresma o los días santos, según explica su compañero de vida, Eugenio Torres, de nacionalidad española. A él la comida de Yrene le recuerda muchas cosas más.
Lo transforma en un niño en compañía de sus padres o en un joven junto a sus amigos, que como es tradición valenciana sale a merendar al campo con ellos y se comen unas longanizas de pascuas, hechas de carne porque después de las celebraciones es permitido y sigue habiendo vacaciones escolares en España.
“Con el hijo de Yrene nos hemos cascado un huevo duro en la frente, es tradición hacerlo si estas distraído mientras te comes una Mona de pascua”, relata entre risas refiriéndose a esa rosca dulce que ahora no está en la mesa pero que se amasa, se le pone un huevo entero y se le da forma de animalitos.
En América
La tradición del ‘egg haunting’ en Estados Unidos y otros países sigue intacta, solo que hoy en día se remplazaron los huevos reales por los de chocolates. Su búsqueda se mantiene entre muchas familias para animar a los niños.
Así lo hacían en Buenos Aires, en casa de Guadalupe Cano, cuando era pequeña. Aunque no hubiera sido una tradición de su ciudad natal como las empanadas de vigilia. Esas que están hechas de atún o caballa (pez), pimentón, cebollas horneadas o fritas.
Sumada a dicha delicia, las empanadas gallegas (tarta de atún), la cazuela de bacalao y la rosca de pascua, igualita a la mona de los españoles, pero adornada con crema pastelera, no es lo único que ella trae a la mesa el viernes santo.
“El plato principal es la enseñanza que nos deja el sacrificio de Cristo por amor, para liberarnos del pecado. Eso lo comparto con mi familia”, resalta Guadalupe pensando en sus cuatro pequeños, su esposo y en el hogar que ha formado en Santa Cruz, en donde vive desde hace 10 años.
Religión y costumbres
Renata Zambón desde su Rincón Brasileiro, su restaurante, revela preparaciones que no figuran en su menú, esas que hacía para Semana Santa en casa con bacalao, como las milanesas y la moqueca de peixe bahiana.
Un cocido de pescado con cebollas, pimientos, tomates hojas de cilantro, pimienta de malagueta, aceite dendê, de palma y leche de coco. Para ella, “la comida y las religiones tienen su eje en celebrar el gran milagro de Dios, la vida”. Cuando era católica seguía al pie de la letra la prohibición de comer carne roja, pero ahora no, desde que profesa el evangelismo y solo acude el
Domingo de Pascua al culto.
Un plato con sentido
La Pascua para la cultura israelita tiene otras luces. De cara a la religión católica no es el calvario, muerte y resurrección de Cristo lo que se recuerda, sino la liberación del pueblo judío que era esclavo en el antiguo Egipto.
La historia y la comida principal se sirven en un plato llamado séder el lunes de la Semana Santa, donde la pierna de cordero, el huevo, las hierbas amargas, el apio, las nueces y el perejil se comen en orden y simbolizan algo. “El primer día se comparte en comunidad, jamás en soledad, los otros siete en casa de amigos y familiares”, añade Elene Kavlin.
La mesa se completa con velas, el vino, la copa para Eliahu Hanaví (para el profeta Elías), el Hagadá (libro) con rezos y el Matzá, un pan que no tiene levadura, el cual se esconde para los niños como se hace con los huevos de pascua y con cuya harina se elaboran platillos complementarios, como la sopa con bolas de Matzá
De España A Bolivia
Platos Fuertes y Postres
Mesa española
En un país donde la religión católica pisa muy fuerte también lo hace su gastronomía por semana santa. Se celebra con torrijas, sopa de ajo, potaje de vigilia, entre otros platillos.
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