Los “verdaderos budines” son habitualmente preparados sobre la base de huevos y azúcar, en algunos casos con féculas o con arroz, sémola, tapioca, etc, que se cocinan con la leche. El agregado de chocolate, frutas frescas, confitadas o secas, crema de leche, licores y, luego, las salsas o cremas con que se acompañan al servirlos, permiten innumerables variantes de sabor y presentación. Los budines que se sirven calientes, en ocasiones, van acompañados con salsas a la misma temperatura que dan al postre un toque de refinamiento.
En otro tipo de budines o flanes, el molde se reviste interiormente con caramelo de un suave color dorado, que se ha de mover rápidamente para cubrir bien antes de enfriar y endurecer. Se cocinan siempre a baño María. También se suelen enmantecar y espolvorear con pan rallado, bizcochos, azúcar molida o con harina, cuando los budines van cocidos al horno directamente.
Los budines se pueden enriquecer con salsas de frutas, sobre la base de mermeladas, jaleas diluidas con agua y gotas de jugo de limón al calor y revolviendo hasta hervir.
Se sirven tibias, reforzando con más jugo de limón o agregándole licor a gusto.
Se presentan los budines bañados con ella al momento o se sirve la salsa caliente en una salsera para que cada comensal tome lo que desea y bañe su correspondiente porción.
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