El olor dulzón de la masa horneándose se sentía ayer a una cuadra de la Universidad Los Andes, en Obrajes, cuya carrera de Gastronomía convocó al Primer Festival de la Salteña, en el que participaron 11 empresas. La gente que visitó el lugar vació cientos de bandejas durante la degustación.
“Trajimos 200 salteñas y se vendieron en una hora”, contó Paola Luksic, administradora de Saltucas. Tuvieron que pedir más para satisfacer la demanda de los clientes. Fue esta marca la que ofreció la salteña vegana, que no lleva carne y en su lugar tiene generosos champiñones; para cuajar el jigote, en vez de colapez, usó el alga agar. “Son para gente que se abstiene del consumo o uso de productos de origen animal”.
Sin embargo, también hubo las tradicionales de pollo, res y la de fricasé, muy de La Paz. El lugar quedó chico para los cientos de visitantes. Las salteñerías llevaron hornos pequeños y se arrepintieron ya que no pensaron tener tanta venta. “Trajimos 500 salteñas y mandamos por más, es una locura”, dijo Wálter Camacho, encargado de La Paceña.
Fue una gran salteñada. “Me llevo dos de cada una para probar”, afirmó Adela Soria, que distribuyó a sus hijos y sobrinos en las filas de los stands para comprar más rápido. Otros las comieron allí, recién salidas del horno.
La salteñería MD halló cómo evitar quemarse las manos: innovó un envoltorio que impide el paso del calor. ¡Buen provecho!
La variedad se reconoció con premios
Tradicional
Las de pollo y carne del Ketal fueron las favoritas del jurado, un grupo de chefs que calificaron sabor, presentación y variedad.
Innovación
El galardón a las salteñas de fricasé se lo llevó La Boliviana.
Esfuerzo
Siete de las 11 salteñerías participaron en el concurso en tres categorías: jigote de pollo, jigote de carne y el innovador.
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