Los citadinos de Potosí recibirán a sus difuntos con el tradicional ají de achacana, un tubérculo único que se produce en las alturas de la Villa Imperial, que estará servido en la mejor vajilla de plata, tal como indican sus costumbres para Todos Santos.
En Potosí, una ciudad que se mantiene fiel a sus tradiciones para el Día de Todos Santos, ya se observa a la población alistar actividades para recordar a sus difuntos. Entre ellas, ofrecer platillos de masitas que generalmente contienen maicillos, mantecados, roscas de agua y bizcochuelos.
Esto va acompañado de postres y dulces, como el misk’iplato, que está elaborado a base a almidón, chancaca y durazno seco.
El historiador Wálter Zabala relata que en esta celebración es infaltable el ají de achacana. Se trata de un tubérculo único producido en los alrededores de la laguna de Tarapaya (norte de la ciudad). Las vendedoras de los mercados empiezan a aprovisionarse de este alimento.
Guadalupe Cruz, una de las vendedoras del mercado central de Potosí, detalla la preparación y algunos secretos para lograr que el ají de achacana “sea más rico”.
Preparación. “Para lograr el sabor ideal, la achacana se tiene que lavar por lo menos en 15 aguas para eliminar el fósforo y calcio que contiene, luego debe cocer. El ají tiene que cocinarse con la papa, chuño y carne en una olla mientras se retuesta el tubérculo en aceite caliente por unos 15 minutos. Luego se mezclan ambas preparaciones y se sirve con arroz”, detalla Cruz.
Zabala explica que todos los altares en los que se colocan los platos tradicionales y los gustaban a los difuntos están en charolas, cucharillas, cucharones y soperas de plata. “Todo es plata, Potosí es la ciudad de la plata, por eso es argentífera. Esta urbe nació gracias a la plata del Cerro Rico de Potosí”.
Otra particularidad es que cualquier potosino, incluso sin conocer al difunto, ni ser familiar o amigo, ingresa al inmueble del altar para rezar y recibir un plato de comida, masitas y bebidas como chicha, cerveza o singani.
“Las puertas están abiertas de par en par, no siempre se necesita conocer a la persona que ha fallecido o ser un familiar, cualquier potosino que vea la puerta abierta con un rozón negro entra y recibe lo que los dolientes ofrecen para recordar a su difunto, todo eso es la tradición”, relata Zabala. Agrega que otra de las principales características de Todos Santos en Potosí, celebrado cada 2 de noviembre, es la preparación de altares en los que resalta el Santo Cristo con rayos de plata.
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