miércoles, 7 de noviembre de 2012

Manos orureñas dan el sabor a las wist’upikus cochabambinas

Remberto Reynolds es el orureño encargado de producción de las famosas empanadas cochabambinas Wist’upiku. Vestido con un impecable mandil y gorro blanco, recibió a este medio para contar la labor que realiza desde hace cuatro años.

Reynolds que tenía conocimientos en gastronomía, ingresó a trabajar a la empresa que gerenta Wilson Ramírez Solís, como despachante de empanadas, luego que un amigo que fungía como contador, le ofreció el empleo. No dudó en aceptarlo y desde entonces, paso a paso comenzó a “trabajar con dedicación”.

Las jornadas de trabajo para Reynolds, comienzan a las seis de la mañana, como desde aquel día que ingresó a la empresa. En sus primeros despachos llevaba las empanadas recién salidas del horno, desde la calle Lanza, en pleno centro cochabambino; hasta las sucursales de la zona Norte. Ahora ya hay panaderos y ellos venden directamente. Su horario de mayor producción es en la tarde, pues junto a sus compañeros comienza a preparar todo para el día siguiente.

Actualmente, el joven de 36 años, está al mando de 30 personas, cuyas manos son las responsables de elaborar hasta pedidos de 10.000 empanadas; es el caso de días festivos como el Corso de Corsos, y más de una vez el sabor cochabambino, llegó hasta el Carnaval de Oruro y Santa Cruz.

Como anécdota recuerda, que en un par de ocasiones, debido a la alta demanda de productos, olvidaron marcar las empanadas picantes y éstas llegaron a un cliente equivocado. El error fue enmendado con el cambio de producto y las disculpas correspondientes.

Con los años de experiencia, asegura que el secreto, para este bocadillo cochabambino, es el horno de barro, “al igual que una comidita cocinada en horno de barro, tiene mejor sabor”, revela y se ríe para luego detallar que son especialidades de la casa, “las empanadas de pollo, carne, charque, en horno y fritas; además de la blanca y roja, humintas, helados de canela, arroz con leche y api”.

Wilson Ramírez Solís, gerente general de la empresa Wist’upiku, asegura que Remberto es el trabajador que más se ha destacado y su compromiso con la empresa lo llevó a merecer la designación como encargado de producción. Ahora su responsabilidad es verificar que el producto llegue al cliente en óptimas condiciones.

Remberto, querido y reconocido por sus compañeros de trabajo, asegura que trabajar con alimentos es difícil, sin embargo, considera que la perseverancia y el esfuerzo es importante. “Lo que siempre le digo a la gente, que se dedica a los alimentos que lo haga de corazón”, recomienda.

Él aún no pensó en su futuro, solo se aboca al presente, piensa que “la competencia no le hace cosquillas a las empanadas Wist’upiku, porque la marca ya es famosa”. No piensa dejar la empresa, pero puntualiza que “uno nunca sabe”.

Empanadas “boca chueca”

La tradición de las empanadas Wist’upiku se remonta a la década de los años cuarenta, cuando Don José Solís, un cochabambino de corazón y ex combatiente de la Guerra del Chaco retorna a Cochabamba después del conflicto bélico con una lesión en el rostro a consecuencia de una esquirla de granada de guerra que le dañó la boca, a partir de ese momento la gente lo empezó a llamar el Wist’upiku, término quechua que significa boca chueca.

La familia Ramírez–Solís decidido emprender el negocio de las empanadas Wist’upikus que pasó de generación en generación y actualmente son los nietos los que continúan esta tarea empresarial alcanzando un éxito permanente y logrando instalar sucursales en diferentes ciudades como La Paz, El Alto y Santa Cruz, donde se cuentan con 28 sucursales en las tres ciudades generando más de 300 fuentes de trabajo de forma directa y cerca de medio millar de fuentes de empleo indirectos, fundamentalmente a partir del trabajo con sus proveedores de quesillo, asentados en el Valle Alto de Cochabamba.



1 comentario:

  1. Hola , felicidades por este trabajo , pero pienso que si es un orureño el pilar fundamental de esta empresa , al menos debería haber una sucursal en la ciudad de Oruro, es lamentable que las personas triunfen en otros lugares y se olviden de su tierra natal

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