• 250 gr. de langostinos crudos
• 1 diente de ajo
• 40 gr. harina de maíz
• 120 gr. harina de trigo
• 250 ml. leche
• 250 ml. caldo de marisco
• 1 cucharadita de mantequilla
• Aceite de oliva virgen
• Harina de trigo para rebozar
• 1 ó 2 huevos
• Pan rallado
Preparación: Pelamos los langostinos y hacemos un caldo con las cabezas y pieles (podemos aprovechar los restos de otros mariscos y de pescado para hacer el fumet).
Sofreímos las cabezas en un poco de aceite de oliva y cuando empiecen a tomar color les añadimos agua y dejamos que se haga el caldo. Lo pasamos por la batidora y lo colamos al menos un par de veces. En una cazuela ponemos unas tres cucharadas de aceite de oliva y añadimos el diente de ajo muy picadito. Cuando empiece a dorarse, añadimos los langostinos cortados en trocitos y salteamos todo junto unos segundos. Reservamos. En ese mismo aceite, incorporamos una cucharada de mantequilla y dejamos que caliente a fuego lento, porque la mantequilla se quema rápido. Rehogamos la harina de trigo y la de maíz hasta que se tuesten ligeramente. Añadimos primero el caldo de marisco y a continuación la leche y removemos.
Para evitar grumos hay que echar el líquido de una sola vez. Cuando la bechamel empiece a tomar consistencia, incorporamos los langostinos. Comprobamos el punto de sal y salamos lo necesario. Cuando la salsa empiece a desprenderse de las paredes de la cacerola o sartén es señal de que está en su punto. Extendemos sobre una fuente o introducimos en una manga pastelera y dejamos enfriar la masa.
Damos forma a las croquetas, las pasamos por harina (una capa ligera) después por huevo batido y por último por el pan rallado. Las freímos en abundante aceite caliente y las vamos poniendo en papel absorbente para eliminar grasas y servimos.
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