Las personas mayores, sobre todo aquellas que viven solas, tienen una alimentación monótona. Se esfuerzan lo mínimo para preparar sus comidas. Esto hace que, a veces, se presenten episodios clínicos de malnutrición que pueden agravar otros procesos. Así, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología indica que "esta alimentación deficitaria aumenta el riesgo de incapacidad física y dependencia, depresión, infecciones y úlceras de presión, además de alterar la percepción de la calidad de vida”. Otro aspecto clave es la actividad física. “Enfermedades tan conocidas como la Epoc, la osteoporosis, la hipertensión arterial, la incontinencia urinaria, la artrosis, la discapacidad o la demencia podrían tener una solución o una gran mejora de sus síntomas con la práctica de ejercicio físico de forma habitual”, según explica el doctor José Antonio Serra Rexach, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid./EFE
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