El higo se digiere fácilmente y por ello actúa como suavizante de los bronquios y del aparato digestivo, es también un laxante y diurético natural. Su consumo se encuentra indicado en casos de afecciones bronquiales y estreñimiento.
Seco en remojo y hervido en leche, facilita la acción pectoral y previene la infección, calma la tos y suaviza las vías respiratorias. Es recomendable para quienes padecen bronquitis aguda como para quienes sufren infección a causa del resfrío o la gripe.
El higo fresco o puesto en remojo se halla especialmente indicado en caso de pereza intestinal, pues su acción es similar a la de las ciruelas. Suaviza el conducto digestivo y estimula los movimientos peristálticos (movimiento de arriba hacia abajo que se propaga por el tubo digestivo) del intestino que hacen progresar las materias fecales en su interior.
Por si esto fuera poco, el fruto satisface en cualquiera de sus formas, las necesidades nutritivas, por lo que es recomendable en casos de anemia o de fatiga por causa orgánica o síquica, debido a su acción tonificante.
Las mujeres embarazadas o que dan de lactar, los adolescentes, y todos aquellos que estén sometidos a esfuerzos físicos (deportistas) o síquicos (estudiantes), encontrarán en el higo un alimento muy nutritivo, fácilmente digerible y rico en energía.
Es bastante rico en vitaminas E, B6, B1 y B2. Por el contrario, es más bien escaso en vitaminas A y C. En cuanto a minerales, destaca su contenido en potasio, calcio, magnesio y hierro, mientras que los oligoelementos (elemento químico necesario, en pequeñas cantidades, para los seres vivos) como el zinc, cobre y manganeso están presentes en cantidades significativas.
DESCRIPCIÓN
El higo es un falso fruto de la higuera, pues en realidad es una inflorescencia (grupo de flores) carnosa. Cierto tipo de higueras dan dos cosechas al año: las brevas en primavera, que son muy tiernas y jugosas; y los higos propiamente dichos, en verano-otoño.
PROPIEDADES
En la composición del higo destacan los hidratos de carbono, que suponen un 15,9% de su peso total. La mayor parte está constituida por monosacáridos o azúcares simples (glucosa y fructosa) y una pequeña parte por disacáridos (sacarosa). La proporción de proteínas no alcanza el 1% y la de grasas es tan sólo del 0,3%.
PREPARACIÓN Y CONSUMO
Frescos: Para disfrutar de su dulzor y aroma, hay que dejarlo madurar en el árbol. Si se lo recolecta verde, jamás adquirirá su espléndida plenitud y madurez. La dificultad de su transporte hace que sólo se encuentren disponibles en el mercado durante unas pocas semanas al año.
Desecados: El llamado higo seco ha perdido las dos terceras partes de su contenido acuoso, razón por la cual sus azúcares se concentran mucho más, al igual que las vitaminas y minerales. Tiene la ventaja de estar disponible todo el año. Puede ponerse a remojo durante toda la noche antes de comerlo.
Hervidos con leche (preferiblemente vegetal): Media docena de higos secos cocinados en medio litro de leche hirviente, constituye un buen remedio para ablandar la tos y favorecer la expectoración, especialmente si se añade unas cucharaditas de miel.
Pan de higos: Se elabora con higos secos, almendras y hierbas aromáticas. Resulta altamente energético y muy tonificante.
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