Según los ensayos, realizados en cultivos humanos y de roedores, la sal podría favorecer la producción de células implicadas en la activación de enfermedades autoinmunes.
Estas enfermedades, consecuencia de un sistema inmunitario hiperactivo, no han cesado de aumentar en los últimos años en los países occidentales, lo que condujo a los investigadores a pensar que factores externos, y no sólo genéticos, estarían implicados en su desarrollo.
Los investigadores identificaron a la sal entre los factores externos, después de haber observado un aumento de las células implicadas en la inflamación en las personas que ingieren comida rápida o que consumen platos precocinados, cuyo contenido en sal es en promedio más alto que el de la comida preparada en casa.
Pero por el momento, recuerda Aviv Regev del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), "se trata de una hipótesis, que debe ser confirmada por estudios epidemiológicos".
Además de la sal, otros factores externos, como el cigarrillo, una exposición insuficiente al sol o una carencia de vitamina D, podrían contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes, según Vijay Kuchroo, uno de los investigadores que participó en el estudio.
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