La preparación de este plato típico del Chaco boliviano consiste en cortar el vientre del cerdo, quitarle los intestinos y sazonarlo con limón y sal, luego viene la etapa de cocción, que para este evento empezó a las dos de la madrugada del domingo.
A esa hora de la madrugada los cocineros dispusieron hileras de leña a lo ancho del Campo Ferial del Bicentenario, ataron con alambres las cuatro extremidades de cada cerdo en cruces metálicas y les insertaron en agujeros de diez centímetros perforados previamente.
Nueve y media de la mañana. El espacio se abrió al público para que deguste de este plato, cuyo precio era de 50 bolivianos. Tres horas después la gente hacía fila para adquirir su chanchito a la cruz frente a los mostradores en los que estaban los cocineros ataviados con sus mandiles y sombreros de cuero marrón, al estilo chaqueño.
Ahí servían los trozos de puerco, acompañados de mote, papa y mucha llajua. Al calor del mediodía se sumaba el que emanaba de las brasas ardientes de leña, donde 500 cerdos se asaban con el cuero dorado por la cerveza en ellos derramada.
Para que el suelo no se dañe se cuidó que el fuego se realice sobre las losetas de piedra que, según Meneses, “soporta la cantidad de fuego que iba a haber desde las dos de la mañana”. Además se acordó que la ASAT se haría cargo de cualquier daño y la limpieza del lugar.
Se estimó que la cantidad de carne porcina alcanzaría para 8.000 personas y el festival concluiría una vez que todos los cerdos fueran consumidos.
Ante la concurrencia de gente, Franz Meneses adelantó la posibilidad de realizar un próximo evento similar. “Hay mucha aceptación por parte de la ciudadanía y me parece interesante que se repita”.
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