El Movimiento de Jóvenes por la Comida surgió en Amsterdam como réplica del movimiento mundial que nació en México el 2007 y que ahora se encuentra en varios países del mundo.
“Queremos cambiar la conciencia de la gente, ya que es interesante pensar que no conocemos el origen de nuestra comida ni a los agricultores que la sembraron ni a los políticos que están regulando el sistema que nos obliga a consumir ciertos productos”, comenta Samuel.
El grupo se inició con un grupo de 25 jóvenes consumidores, todos vinculados con los alimentos: chefs y agricultores que por primera vez comenzaron a trabajar juntos. “Como movimiento, queremos rescatar la sabiduría ancestral y unirla a los nuevos conocimientos y tecnologías del sector alimenticio”, comenta Levie y añade: “Nos preocupa la falta de conocimiento y relación que tienen los jóvenes con la comida. Ya no saben de dónde vienen los alimentos, todo el contacto que tienen con ellos es a partir del supermercado. El tema de la comida es también algo muy espiritual, es el primer contacto que se tiene con la madre tierra”.
Este movimiento juvenil ha creado una academia desde la cual se busca generar conciencia e involucrar a más gente a través de la organización de charlas en universidades, o almuerzos y cenas donde gente de todas partes se reúnen a preparar su propia comida junto a los agricultores que traen los alimentos frescos de sus granjas, o a donde jóvenes y niños van a cosechar los alimentos que comerán.
“Todos comemos y necesitamos alimentarnos, es por eso que la comida se ha convertido en nuestra primera herramienta para concienciar a la gente sobre los problemas sociales y económicos del mundo. Y si la gente se pregunta y preocupa sobre lo que ingiere todos los días, la reflexión puede llegar a temas mucho más profundos, como la soberanía alimentaria, el problema de la contaminación global, los alimentos transgénicos o la pérdida de contacto con la naturaleza, entre otros”, dice Samuel mientras sigue cocinando un pastel de papa. “Se puede cambiar al mundo a través de la comida”, sentencia.
El movimiento está relacionado con otro gran denominado Slow Food Movement o el Movimiento de la Comida Lenta, que es todo lo opuesto al sistema de comida rápida vinculada con hormonas o pesticidas, y que abusa de los preservantes para satisfacer la demanda.
“La comida es una de las puertas para comenzar el cambio, pues nos muestra lo positivo de la vida, lo lindo que es relacionarse con los alimentos, prepararlos en conjunto y degustarlos con placer”, se entusiasma Samuel que de inmediato sirve a todos los que nos hemos reunido en torno a su cocina un plato de verduras, pastel de papa y pescado, todo fresco y nutritivo y obtenido del mercado local. Lo mejor de esto es el sabor de comer entre amigos.
Brújula
El movimiento es el primer esfuerzo internacional de unificar y fortalecer inquietudes juveniles que tienen que ver con realinear sistemas alimentarios locales y regionales con los principios de justicia y sostenibilidad. Para saber más, visite ‘www.youthfoodmovement. es’ o escriba a Samuel Levie: ‘samuellevie@hotmail. com’.
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