jueves, 14 de junio de 2012

¿Hambre compulsiva? Te enseñamos cómo combatirla

Llenar el vacío y evadir sentimientos negativos con comida puede ser una conducta bastante común en las personas. Sin embargo esta conducta en forma repetitiva muchas veces es un síntoma de trastornos emocionales o familiares que pueden superarse con mucho diálogo y la ayuda de un especialista

Como la anorexia y la bulimia, el hambre compulsiva es una enfermedad sicosomática que se presenta, la mayoría de veces, con problemas de personalidad, en la conciencia de sí mismo, sentimientos negativos y carencia de amor propio.

El problema de este tipo de trastornos es que tienen consecuencias físicas y psicológicas, relacionadas principalmente con la autoestima. A nivel físico, existe riesgo de padecer problemas en el sistema digestivo y endocrino; obesidad; diabetes o hipertensión.

Conducta

Para manejar sentimientos de ansiedad, enojo, tristeza, los comedores compulsivos recurren a la comida y tienen episodios de comilonas dos o tres veces a la semana durante seis meses como mínimo, presentando voracidad al comer que puede durar más de una hora.

"La mayoría de los casos se presentan en mujeres, ya que siempre están presionadas culturalmente a ser delgadas, a tener un buen control de su cuerpo y una apariencia aceptada socialmente", explica la psicóloga y terapeuta familiar Beatriz Carrasco.

Los comedores compulsivos también ingieren grandes cantidades de agua y comen rápido y en secreto. Las grandes cantidades que ingieren no son seleccionadas en cuanto a sabores, es decir pueden mezclar lo dulce con lo salado; y mientras comen tienen sensaciones de culpa y pérdida de control, llegando a la depresión después de la ingesta.

Existe también incapacidad para evitar alguna comida, no pueden parar de comer, aún cuando surge obsesión por no aumentar de peso. Otra característica es que siempre están a dieta con fracasos recurrentes, presentan baja autoestima y auto devaluación, ansiedad, tristeza y depresiones recurrentes.

Recomendaciones

La psicóloga Beatriz Carrasco afirma que la compulsión a comer es el síntoma de algo más profundo. "Para comer compulsivamente tiene que haber un estado de ansiedad alto o mala regulación de las emociones con una situación personal difícil en lo afectivo, mucha sensación de no tener un lazo seguro y de no ser apreciado y valorado por seres significativos", explica.

Esta compulsión, según la especialista, genera mucho rechazo en su familia, o bien reacciones ambigüas de protección y rechazo al mismo tiempo. "Generalmente pasa en familias que tienen problemas y el momento de la comida es difícil. Es importante que la familia tenga el cuidado de utilizar alimentos no calóricos, haciendo guisos atractivos que permita que todos los miembros compartan el comer con gusto, pero sin dañarse", puntualiza.

Asimismo, es importante que no dejen sola a la persona que padece esta compulsión. "Que estén cerca afectivamente, la apoyen con sus preocupaciones y estén accesibles para ella o él", explica la psicóloga.

Para superar este problema y poder prever consecuencias peores, "es importante poder consultar un especialista, para que los familiares cercanos puedan compartir este problema con la persona que lo padece, sentirse parte de él, expresar los afectos y los sentimientos de rabia más claramente. A partir de ahí, podrán en conjunto buscar soluciones y el comedor compulsivo asumir su parte en lo que le está sucediendo", concluye.


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