• Su estructura delicada y poco consistente convierte a la frutilla en una de las frutas más perecederas por lo que hay que consumirla rápidamente.
• Deben comprarse con los tallos intactos y no deben retirarse hasta que se hayan lavado.
• El mejor lugar para conservarlas es en la refrigeradora lo más esparcidas posible en una fuente o plato plano. En estas condiciones pueden durar hasta 4 o 5 días si no están muy maduras.
• Aunque son muy ricas al natural, se pueden servir de infinitas maneras, con azúcar y rociadas con algo de licor o vino tinto, una pizca de pimienta, con un chorro de jugo de limón, con crema batida, o ser el ingrediente de ricos postres como los que a continuación proponemos.
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