Para muchas personas hornear es el método de cocción más tradicional. Nos trae recuerdos de armonía familiar, de cuando nuestra mamá o abuela seleccionaba los ingredientes y se dedicaba a la preparación de un delicioso platillo para el horno.
En preparaciones de repostería es importante mantener la exactitud en la cantidad de ingredientes, la forma de mezclarlos y discernir cuando el postre o plato está listo.
• Sincroniza. Es muy importante el proceso de mezcla de los ingredientes. Debes seguir el orden que señala la receta y no cambiarlo. Procura tener todos los ingredientes a mano, listos y medidos antes de empezar a mezclar. El proceso de mezcla debe ser el más breve posible.
• Adicionando sal. Para un buen control de su cantidad puedes elegir utilizar mantequilla sin sal y adicionarla aparte.
• Manejo de moldes para hornear. Sean grandes, medianos o pequeños se mantiene la necesidad de usar papel antiadherente o papel mantequilla. Se colocan al fondo de cada molde y se les aplica una suave lluvia de aceite, aerosol para cocinar o se le extiende una capa delgada de mantequilla.
• La temperatura de la mantequilla. Este es un punto clave en textura y acabado de recetas horneadas. Para bizcochuelos y corteza de pastel usar mantequilla bien fría pero no congelada, por tanto de consistencia firme. Para queques y galletas en cambio, usa mantequilla a temperatura ambiente pero no demasiado blanda.
• Al hornear magdalenas y cupcakes. Introduce en el horno unos moldes pequeños llenos con agua, esto ayuda a que los cupcakes levanten bien, horneándose mejor.
• Al retirar del horno. Para masas y preparados en general, primero dejar reposar y enfriar entre 10-15 minutos las preparaciones antes de proceder a sacar del molde.
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