Según Arjmandi, estudios con animales han permitido constatar que la pectina y los polifenoles -antioxidantes presentes en la piel de las manzanas que ayudan a eliminar los residuos y toxinas que se encuentran en el organismo- mejoran el metabolismo de los lípidos y reducen la producción de moléculas inflamatorias vinculadas al riesgo de padecer afecciones cardiacas.
Su equipo analizó una muestra de 160 mujeres de entre 45 y 65 años, a las que dividió aleatoriamente en dos grupos; la mitad consumió una manzana al día (75 gramos diarios durante un año) y el resto consumió pasas durante el mismo periodo de tiempo.
Los médicos hicieron análisis de sangre a los tres, seis y doce meses y descubrieron "los cambios increíbles que se producen en los niveles de colesterol a los seis meses de consumir una manzana al día", según Arjamandi.
Las mujeres que tomaron manzana redujeron en un 23 por ciento el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL), conocido como colesterol "malo", y aumentaron un 4 por ciento el colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL) o colesterol "bueno".
"Nunca pensé que el consumir manzanas reduciría tanto el nivel de colesterol malo mientras aumenta el bueno", señaló Arjamandi.
Además, el consumo diario de una manzana también ayudó a las pacientes a reducir peso.
A pesar de que ingirieron 240 calorías al día extra, perdieron una media de 1,4 kilos, gracias al efecto saciante de la pectina.
"Reducir peso es un beneficio añadido al consumo diario de la manzana", señaló el doctor, que se refirió a ella como la "fruta milagro". EFE
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