El Conde de Sandwich (así se correspondía su título nobiliario) era un gran aficionado a las cartas, así que su servicio se esmeró en darle un plato que le permitiera comer mientras jugaba, ése fue el sándwich. El primer “emparedado” consistió en un trozo de carne puesto entre dos pedazos de pan. Se dice también que tan satisfecho quedó con el hallazgo que hay indicios de que el mayordomo quedó reflejado en su testamento.
De esta forma anecdótica surgió uno de los platos más internacionales. No cabe duda que esta sencilla creación se ha adaptado a la gastronomía de cada país, incluyendo sus ingredientes típicos. Ejemplos de ellos son en Argentina, cuyos sándwiches típicos son de pebetes (una especie de bollo) de jamón y queso, choripán o sándwich de miga (sándwich compuesto por finas secciones de pan de molde). En Japón el sándwich típico es el Yakisoba, preparado con fideos fritos o verduras, mientras que los ingleses lo prefieren repleto de patatas fritas y salsa al gusto. Los bolivianos tenemos el sándwich de chola que se prepara con carne de cerdo, cebolla, zanahoria y mucha sal; en Chile tienen el emparedado de tortilla de rescoldo y queso,
Cuenta la leyenda que el origen del término sándwich proviene de Inglaterra.
Para algunos es solo un plato improvisado para atajar el hambre, asociado con la comida chatarra.
Sin embargo, muchos países han hecho del sándwich una exquisitez.
A lo largo del tiempo el famoso bocadillo se internacionalizó y la cocina universal lo adoptó.
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