La población que acudió a la actividad culinaria pudo saborear varias recetas del libro de 1776, de la época de la colonia, escrito por María Josepha Escurrechea y Ondusgoytia.
Los estudiantes prepararon los platos pulpetas de ternera, duelos y quebrantos, pepián, ropa vieja, fricandela, la famosa “olla”, el vino y el rafasol.
El lugar fue ambientado a la antigua forma de la cocina colonial, para ello los estudiantes llevaron los trajes de la época y se pudo observar al cura, la damisela y el caballero.
También se escuchó la música antigua, se utilizaron cofres de servilleteros, los platos de cerámica, el ambiente tuvo poca iluminación y se comunicaron con las viejas grutas de la comanda, como era en la colonia.
La gente que participó de la cocina colonial felicitó la iniciativa y sugirió que la actividad se pueda repetir y promocionar como otro atractivo turístico de la ciudad.
Se logró recuperar la cocina y el preparado de la gastronomía colonial.
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