El mejor cordero de Bolivia está en tierras orureñas. Parece que el secreto se esconde en los pastizales salinos. Como sea, este ovino es omnipresente en la gastronomía lugareña.
En primer lugar del menú asoma el rostro asado o la cabeza del cordero cocinada en el horno con todo y cuero de rizada lana. Las cocineras suelen lavarla por dentro y colocarle en el hocico un pedazo de sal y hierbas aromáticas.
El calor del horno hace el resto. En la avenida Bolivia se venden desde las 20.00 hasta pasada la medianoche. El cliente puede observar mientras se le quita el cuero y con un hacha se la parte por la mitad. Se come con pan, locoto y algo de sal. No es raro ver a familias enteras compartiendo una cabeza. También esa parte superior del cuadrúpedo se hierve y se sazona para otro plato de cordero.
La lista sigue con el mechado. La carne de cordero es preparada con cebollas, zanahorias y verduras del gusto del comensal (o más bien de la cocinera) que se adosan cuidadosamente. Si lo que se busca es un sabor más intenso, ahí está la nogada, que tiene como aliado al maní. Un bocado sutil y sólo para buenos gourmets es la silica o hígado de cordero cortado en pedacitos que se cuecen con un chorro de agua o caldo hirviente. Los riñones disputan la preferencia servidos fritos en un plato rebosante que no necesita más compañía que pan y llajua. A la salida de los baños termales de Obrajes son famosos los rellenos de papa con patitas de cordero, queso o huevo. Cuestan Bs 0,50 cada uno.
Un cambio de carnes y asoma con fuerza la llama, que se come asada en la sartén o en parrillada (filetes, chorizos). Un plato típico es el charque de llama que se suele ofrecer en los puestos callejeros en porciones desde Bs 5,00. Se acompaña de huevo cocido, queso de oveja, mote, llajua y papas huaycu o cocidas con cáscara. Una excepción es la ranga que se prepara con la panza, como ocurre también con la del cordero.
Quizás por eso el api es incomparable (el agua salina sería la clave), al igual que el tojorí (de maíz con chancaca). Están también los guindados (hirviente) con singani.
En primer lugar del menú asoma el rostro asado o la cabeza del cordero cocinada en el horno con todo y cuero de rizada lana. Las cocineras suelen lavarla por dentro y colocarle en el hocico un pedazo de sal y hierbas aromáticas.
El calor del horno hace el resto. En la avenida Bolivia se venden desde las 20.00 hasta pasada la medianoche. El cliente puede observar mientras se le quita el cuero y con un hacha se la parte por la mitad. Se come con pan, locoto y algo de sal. No es raro ver a familias enteras compartiendo una cabeza. También esa parte superior del cuadrúpedo se hierve y se sazona para otro plato de cordero.
La lista sigue con el mechado. La carne de cordero es preparada con cebollas, zanahorias y verduras del gusto del comensal (o más bien de la cocinera) que se adosan cuidadosamente. Si lo que se busca es un sabor más intenso, ahí está la nogada, que tiene como aliado al maní. Un bocado sutil y sólo para buenos gourmets es la silica o hígado de cordero cortado en pedacitos que se cuecen con un chorro de agua o caldo hirviente. Los riñones disputan la preferencia servidos fritos en un plato rebosante que no necesita más compañía que pan y llajua. A la salida de los baños termales de Obrajes son famosos los rellenos de papa con patitas de cordero, queso o huevo. Cuestan Bs 0,50 cada uno.
Un cambio de carnes y asoma con fuerza la llama, que se come asada en la sartén o en parrillada (filetes, chorizos). Un plato típico es el charque de llama que se suele ofrecer en los puestos callejeros en porciones desde Bs 5,00. Se acompaña de huevo cocido, queso de oveja, mote, llajua y papas huaycu o cocidas con cáscara. Una excepción es la ranga que se prepara con la panza, como ocurre también con la del cordero.
Quizás por eso el api es incomparable (el agua salina sería la clave), al igual que el tojorí (de maíz con chancaca). Están también los guindados (hirviente) con singani.