La historia de Paulina Abascal como repostera comenzó a los 7 años, cuando prefería hacer pasteles en lugar de jugar con muñecas. La cocina se convirtió, en un espacio natural donde fortaleció sus lazos afectivos.
El arte de la gastronomía lo aprendió de su abuelita, una mexicana (originaria de Yucatán), que tuvo 11 hijos. Con tal familia numerosa, la señora debía preparar casi un festín todos los días. A Paulina la dejaban ayudar en muchas de esas preparaciones, pero ella muy pronto descubrió que no le gustaba eso de picar ajo, cebolla y cilantro. Amaba el chocolate, la vainilla, las frambuesas, la harina. Tan grande era su gusto por esos ingredientes que sus padres la enviaban cada verano a ayudar en la pastelería de una amiga de su abuela. Y ahí lo supo: quería ser chef pastelera.
Hoy a sus 47 años, la chef tiene cuatro libros de repostería, entre ellos el “Larousse de los Postres”, que ha vendido más de 60,000 ejemplares. Ahora quiere escribir un libro autobiográfico donde relatará su historia detrás del éxito y está planeando escribir otro dedicado a los niños.
Sus creaciones pasteleras se inspiran en la vida. “Tengo una receta que se llama Átomo de chocolate y me inspiré en el fracaso. Trataba de hacer un pastel y se me hundía siempre, hasta que un día decidí hundirlo más y decorarlo así”.
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