Fuente Opinion
Desde algunos años atrás la población cruceña y del resto del oriente se ha expandido a diferentes lugares del país. Como todo buen camba, éste extraña sus ricas masitas, platos y costumbres. Para esto la linda gente oriental ha creado diferentes espacios de reunión donde pueden compartir y degustar de sus raíces para no dejar de lado los sabores de su hermosa tierra.
Estos espacios, ahora muy comunes, son los famosos salones de té camba. En ellos encontramos ricas humintas a la olla y al horno, cuñapés, empanadas de arroz y maíz, masacos, sonso, majadito carretero, café, cappuccino, chivé, chicha camba, somó, tamarindo, cuajadilla con miel, arroz con leche y gelatina de pata.
Hoy en día los salones de té camba son fáciles de encontrar alrededor del país. Con el tiempo han ido ganando más popularidad entre las personas de los diferentes departamentos. Sus ricas constumbres y platos han hecho de los salones de té un punto de encuentro en donde todos queremos estar.
A partir de finales del siglo XIX, gracias a Catherine Cranston se dio apertura a una idea revolucionaria para la época, ésta sería los salones de té. La idea de estos lugares reuniría a diferentes clases sociales en un ambiente para compartir, fraternizar y obviamente degustar de un rico té acompañado de una variedad de postres
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