En la intimidad de la cocina, entre ollas, ingredientes traídos desde Sucre, cuchillos, cubiertos y mucho cariño, Teresa Vargas y su hija Alejandra Méndez elaboran platos tradicionales de la tierra que las vio nacer.
Madre e hija son las encargadas de ponerle un toque personal al restaurante “La Bohemia Chuquisaqueña” ubicado en calle Santiváñez casi Hamiraya.
Hay pocos ejemplos en nuestro país de tres generaciones que no solo continúan con el oficio aprendido y heredado, sino que además, van un paso más allá para ser embajadoras de los sabores de su ciudad natal. Este es el caso de esta familia, donde pareciera que el secreto de la relación laboral es respetar el espacio de cada una.
Alejandra confiesa que su amor por la cocina lo aprendió directamente de su madre y su abuela Rosa Caro Delgadillo, pero además, estar desde los 8 años en la cocina junto a ellas le formó el carácter y le enseñó a ser tenaz, trabajadora, apasionada y, sobre todo, a amar lo que hace a diario.
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