La carne asada es deliciosa. Asarla en el horno es una buena opción, sobre todo, cuando no se tiene acceso a una parrilla. A diferencia de la parrilla, el horno proporciona una temperatura más constante y con la comodidad de estar dentro de la casa sin que afecten las inclemencias del clima. Ya sea en el supermercado o en una carnicería, seleccione un corte de carne que tenga pequeñas líneas blancas de grasa, y que tenga un color rojo brillante. Tome la carne y colóquela el día anterior en un envase con tapa con agua y sal (método de conservación salmuera). La densidad de la sal depende del tamaño de la carne y del tiempo que esté en remojo. Al día siguiente, coloque la carne o el lechón al horno y obtendrá una corteza crujiente y una carne muy sabrosa. También se puede poner en el agua una bresa, es decir: zanahorias, cebollas, apio, todo cortado en trozos, y algunas hierbas aromáticas.
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