Con el cambio de estación ya comienzan a llegar a los mercados las mandarinas. Y, como están en su mejor momento, resultan más sabrosas, aportan más nutrientes y beneficios ideales para la temporada otoño-invierno, dulce o con un cierto toque ácido se caracterizan por la poca cantidad de azúcares, entre otras cualidades.
SABOR CON BENEFICIOS. "El color naranja de las mandarinas se debe al betacaroteno que lleva. Su contenido en agua es de un 88% y proporciona vitamina C, vitamina A y, en menor cantidad, vitaminas B1, B2, B3 y B6", explica el nutricionista Juan Velarde.
También posee minerales como potasio, calcio, magnesio y fósforo. Además de ácido cítrico, ácido fólico, ácido oxálico, betacarotenos y antioxidantes.
BUENA PARA LA SALUD. Por otro lado, esta fruta tiene un gran poder diurético, antiinflamatorio, ayuda a quemar grasa y es anticancerígena.
Su consumo refuerza las defensas corporales gracias a su apoyo a la generación de glóbulos rojos y blancos. Aumenta la resistencia ante las infecciones y es una gran ayuda para combatir la tos y los resfriados, sostiene el experto.
ÚLTIMO APORTE. Una reciente investigación de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá, ha descubierto una sustancia en las mandarinas que no sólo previene la obesidad, sino que también protege frente a la diabetes tipo 2 e incluso la aterosclerosis, la enfermedad subyacente responsable de la mayoría de los infartos e ictus. Los autores, estudiaron los efectos de un flavonoide que se encuentra en las mandarinas denominado nobiletina.
PUEDE ESTAR EN LA COCINA. "Gastronómicamente, se considera a este fruto excelente, pues, además de su consumo natural, permite preparar nieve, jugos, mermeladas y licores", señala el chef Daniel Ribera.
Se suele consumir generalmente fresca, aunque se le puede incorporar a salsas agridulces que acompañan a ciertos platillos, como ensaladas y pollo estilo oriental y otros a base de cerdo y pescado.
PRESTAR ATENCIÓN. Existen 4 variedades básicas de mandarinas: satsumas, clementinas, clemenvillas e híbridos. No es recomendable para quienes tienen problemas digestivos: gastritis, acidez, úlceras, ni cálculos renales.
Al comprarlas, hay que elegir las más pesadas, porque van a ser las más jugosas, su piel debe ser blanda pero no arrugada y recuerde que deben conservarse en temperaturas comprendidas entre los 3º y 7º centígrados pero si las quiere mantener por un período de 1 a 2 semanas se pueden refrigerar por debajo de 3º. Sin embargo, lo más recomendable es que se consuman frescas y, por supuesto, una vez peladas, deben comerse inmediatamente para evitar que se oxiden y de esta manera pierdan sus propiedades nutritivas.
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