Es una de las hortalizas más consumidas en el mundo y tiñe de rojo multitud de platos de nuestra gastronomía. Sabroso e indispensable en la cocina, el tomate encierra en su interior una variedad de virtudes para la salud.
El tomate es el rey indiscutible de la huerta, se le considera una fruta-hortaliza ya que contiene mayor cantidad de azúcares que otras verduras. Es un alimento poco energético, un tomate mediano apenas aporta 11 calorías, aproximadamente un 95% de su peso es agua y un 4%, hidratos de carbono, señala el nutricionista Juan Velarde.
variedad de aportes . Hay diferentes tipos de tomate: redondo, pera, cereza o “cherry”, en rama y de Montserrat, entre otros, pero, a grandes rasgos, todas estas variedades comparten las mismas propiedades nutritivas: son una fuente de potasio, fósforo y magnesio necesarios para la actividad normal de nervios y músculos, aportan vitaminas B1, B2, B5, E y, sobre todo, C y A en concreto, betacaroteno o provitamina A, añade el experto. El tomate apenas contiene grasas unida a su poder diurético, lo convierte en un aliado de excepción en las dietas de adelgazamiento y de control de peso.
antioxidante favorable. Es; además, un alimento muy rico en licopeno, un pigmento vegetal de la familia de los carotenoides que otorga al tomate su característico color rojo. El licopeno posee propiedades antioxidantes y numerosos estudios han demostrado que su consumo habitual contribuye a reducir algunos tipos de cáncer como el de próstata, pulmón y tracto digestivo, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y el síndrome de degeneración macular, principal causa de ceguera en las personas mayores de 65 años.
NI VERDEs NI MUY MADUROS. Cocinar y procesar los tomates no reduce las propiedades saludables del licopeno. Investigaciones recientes confirman que el organismo absorbe mucho mejor el licopeno del tomate si se consume procesado o cocinado en aceite frito, asado y en salsa que al natural o en zumo.
A la hora de comprarlos es mejor optar por los más frescos, con la piel lisa y sin manchas, suaves al tacto y que no están ni blandos ni abollados. Conviene elegirlos ni muy verdes ni demasiado rojizos, ya que siguen madurando durante su almacenamiento. Un truco para que los tomates maduros nos duren más consiste en colocarlos boca abajo y separados unos de otros.
EL MITO DE LA Cáscara. La cáscara del tomate puede ser dañina para la salud solo en caso que se ingiera sin previo lavado porque están directamente expuestas a los plaguicidas, aunque puede tener un uso como elemento decorativo en algún plato.
alimento básico. El tomate es un comodín culinario que puede prepararse de infinidad de formas: crudos y aliñados en ensaladas, en zumos, con pan y aceite, fritos y asados, entre otros.
Para preparar salsas, el tomate ha de estar maduro, así tendrá un sabor menos ácido y se espesará mejor. También es preferible pelar los tomates antes de prepararlos en salsas o estafados. Para quitar la piel fácilmente, se hace un pequeño corte en forma de cruz en la base y se sumerge en agua hirviendo durante unos instantes; cuando comience a levantarse la piel se retira y se deja enfriar.
Los tomates para ensalada son, generalmente, duros, de un tamaño mayor que el resto de variedades y con un tono que tiende ligeramente a verde en su base.
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