Hemos llegado a un momento en que probablemente hayamos perdido la brújula de vivir sanamente, debido al intenso movimiento en el trabajo al que actualmente estamos sometidos. Hemos perdido el control del número de horas de descanso, de sueño o reposo, del número de comidas a ingerir diariamente, de la cantidad de agua a consumir, etc. La pregunta del título es de mucha importancia, porque pensamos que aún es posible enmendar errores y volver al camino correcto de llevar una vida sana y correcta.
¿Qué comer?
Cuando nos preguntamos qué debemos comer, nos referimos a los alimentos más necesarios que requiere nuestro organismo. Entre ellos existen alimentos sanos y perjudiciales, de este último nos referiremos en una posterior publicación.
Preparar desayunos como el café o té de cebada, trigo, centeno, maíz u otro cereal, acompañar con frutas secas como higos, ciruelas, pasas, orejones, etc., con un buen pan integral con miel o mantequilla, se tendrá un desayuno nutritivo, sano y agradable.
La preparación de caldos y sopas de verduras y legumbres, acompañadas con cereales como sémola, trigo, avena, las verduras añadirlas al último hervor, no cocerlas demasiado tiempo, especialmente las espinacas, porque pierden su valor nutritivo. Un nuevo método es cocinar en ollas a presión o al vapor, pues de esta manera se aprovechan mejor las sustancias nutritivas. Evite el consumo de carnes, procure reemplazarlas por legumbres como frijoles, garbanzos, lenteja, soja, habas, etc.
Utilice siempre aceites vegetales de soja, oliva, girasol, maní, ajonjolí, porque se asimilan mejor en el organismo. Es recomendable también el consumo de la crema o nata de la leche comúnmente llamado mantequilla, los quesos frescos, preparados sin sustancias químicas. Una forma de obtener queso fresco es cortar la leche con limón, colocarlo en un lugar templado hasta obtener la separación del suero, se cuela y la parte cuajada es el queso fresco. Se puede consumir así o agregar un poco de sal al gusto. El vinagre se sustituye con jugo de limón. Usar sal con bastante moderación porque el consumo excesivo produce hipertensión arterial.
¿Cómo tenemos que comer?
Primeramente agradecer a Dios por los alimentos y observar que todos los alimentos que están a nuestra vista, todo sale de la tierra. No se debe comer muy apresuradamente, porque cuando el alimento no está debidamente masticado, puede provocar infecciones o gastritis debido a la mala asimilación o mezcla de los componentes de la saliva, y en vez de ser un alivio, es una carga para el estómago.
Debería calcularse el tiempo que se dispone para consumir un determinado alimento, de lo contrario es mejor suspenderlo; a tener que consumir apresuradamente, sin una buena masticación. Un médico dijo: “Comer con apuro produce fermentaciones en el estómago e intestinos, que perjudican considerablemente el funcionamiento del cerebro y nervios”. Por tal razón conviene comer despacio y masticar bien para que en la boca pueda realizar la labor preparativa de la digestión. Algunos especialistas recomiendan que el alimento debiera masticarse más de treinta veces. No permita que sus hijos tomen el desayuno de pie, todo porque se encuentran apurados y a punto de salir al colegio. Habitúese a levantarse un poco más temprano para que el desayuno sea provechoso para el organismo.
Cuando consume agua o algún otro líquido, procure hacerlo con calma, procurando que la insalivación sea suficiente, de lo contrario provocará dificultades en la digestión. Caminar luego de haberse servido un alimento es bueno, porque favorece la digestión.
Muchas personas tienen un mal hábito de beber agua, vino o cerveza o gaseosas dulces durante las comidas, este hecho entorpece el proceso de digestión. Evite mezclar alimentos dulces y salados. Para una buena digestión debe estar siempre alegre en la mesa. Apártese el mal humor, la cólera. Evite regañar a sus niños para que coman. Existen muchos modos de hacer comer sin la necesidad de obligarlos.
¿Cuándo comer?
Muchas personas piensan que comer con mayor frecuencia es estar bien alimentado. Es un error pensar así, ya que de esta manera se recarga el estómago provocando su debilitamiento y finalmente se enferma. Entre comida y comida debe haber un intervalo de cinco o seis horas. Basta con tres comidas diarias, a la mañana, a mediodía y a la tarde. Esta última evitar que sea muy tarde, procure que sea una cena liviana o habitúese a consumir frutas de la estación por su costo bajo y abundancia. Ahora si lo hace antes de acostarse, seguro que tendrá pesadillas, insomnio y sobresaltos. Al día siguiente estará como si no hubiera descansado. No olvide, cuando nos entregamos al descanso, todo el sistema digestivo, merece también un buen descanso, para así de este modo reponer las fuerzas necesarias para emprender las tareas cotidianas.
“Nunca me retiré de la mesa completamente satisfecho, siempre habría podido comer más y a esto debo mi edad avanzada” Hipócrates.
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