Un alimento es energía solar transformada. Es lo que la naturaleza nos ofrece para alimentarnos y, por tanto, nuestro organismo está preparado para recibirlo.
En el momento en que interferimos, en su cultivo o en su transformación, con sustancias y prácticas no naturales, ya lo estamos desequilibrando y, por tanto, nuestro cuerpo tendrá que poner en marcha mecanismos para protegerse.
En el momento en que el umbral de tolerancia del organismo es superado, debido a la ingesta de alimentos desequilibrados, se quiebra la armonía, es decir, la salud. Según datos oficiales, más del 60 por ciento de las enfermedades degenerativas actuales tienen relación con la alimentación. Los alimentos biológicos, y los métodos para obtenerlos, nos ayudan a contrarrestar las posibilidades de padecer alguna de esas enfermedades.
Aunque está claro que no sólo de pan vive el hombre, vale la pena tener en cuenta el título del magnífico libro de Claude Aubert “Dime cómo cocinas y te diré cómo te encuentras”.
Pedro Ródenas, médico y presidente de la Sección Colegial de médicos naturistas del Colegio de Médicos de Barcelona, España confirma esta realidad en una rueda de prensa, según Ródenas, “es importante y necesario reconocer que la mayor parte de las enfermedades actuales tienen su origen, o por lo menos mucho que ver, con la mala calidad de la alimentación: grasas saturadas, azúcares, residuos químicos, aditivos, pesticidas, organismos manipulados genéticamente...
En cambio, las buenas prácticas de la agricultura biológica lo que pretenden es esto, mantener el producto sano con sus máximas cualidades nutricionales.
Y advirtió que “las administraciones públicas deberían tener en cuenta la importancia de una alimentación realmente sana en sus programas de salud".
Comer sano es, por tanto, un derecho y una necesidad si queremos mantener nuestra salud en estado óptimo.
Sin embargo, el tema alimentario no afecta sólo a nuestra salud; es mucho más amplio, puesto que la reconversión a la agricultura biológica supone un cambio radical en el sistema productivo, una cura intensiva para nuestro agro y para el medio ambiente, hoy enfermos.
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