Un postre de chuño, una ensalada agridulce de yacón y una pasta de zucchini fueron algunas de las propuestas gastronómicas más atractivas del Primer Festival de Comida Consciente, realizado ayer en la ciudad de La Paz, con el objetivo de dar a conocer los beneficios de la alimentación orgánica y natural.
Cuatro colectivos y 20 puestos participaron en la feria, instalada en la casa Espejo, ubicada en Sopocachi, donde los sabores no sólo fueron experimentales, sino que buscaron despertar una mirada crítica sobre el uso de los transgénicos, la comida rápida o chatarra, la explotación de los animales y el consumismo.
Para Geraldine Ovando, miembro de Los Hijos del Fin del Mundo, uno de los colectivos organizadores, “es importante dar a conocer el proceso de la comida, desde dónde vienen los alimentos, los procesos de producción, el transporte, hasta las alternativas para convertirse en vegetariano o vegano”.
El festival también tuvo como fin promover la defensa del medio ambiente y maneras alternativas de vivir más sano.
Uno de los sabores que más llamaron la atención de los visitantes de la muestra fue el postre de chuño con crema de leche, cuyo gusto es tan particular -con un dejo de chocolate y chancaca-, que quien no sabe de qué está hecho no podría adivinar cuál es el ingrediente principal que lo compone.
“En definitiva, se trata de rescatar productos que están poco a poco desapareciendo de nuestra dieta diaria”, explica el chef y creador del postre, Humberto Chavarría.
Otra alternativa interesante fueron los productos hechos de yacón o aricoma, un tubérculo andino dulce. “A partir de él elaboramos la ensaladas agridulces, pero también hacemos queques, mermeladas, miel, entre otros”, cuenta María Julia Jiménez, coordinadora del movimiento Slow Food Bolivia, o comida lenta, cuyo concepto es opuesto a la comida rápida o chatarra.
En un puesto, crudi-veganos mostraron alternativas para comer vegetales crudos y mantener sus propiedades nutritivas, como la pasta de zucchini con salsa de tomates, aceitunas y cherry.
“Los veganos no consumimos leche, huevos, queso, mantequilla o carne. Con puros vegetales tengo más energía y menos estrés”, asegura la encargada del puesto, Ana Bacas.
En la feria también estuvo el proyecto Inti Illimani, que se encarga de hacer talleres para elaboración y uso de cocinas solares que no contaminan el medio ambiente, disminuyendo la producción de dióxido de carbono.
También estuvieron empresas como Flor de Leche, la Asociación de Productores Ecológicos de Bolivia y el Comité de Productores Ecológicos de Patacamaya, entre otros.
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