El verano coincide con la estación más calurosa del año. El aumento de la temperatura ambiental provoca una serie de cambios en el organismo; enlentece el metabolismo basal, gasta menos energía, y aumenta la transpiración para regular la temperatura corporal. Como consecuencia de todos estos cambios, en verano, el organismo debe hidratarse continuamente y necesita comidas más ligeras. Entre los platos veraniegos destacan por sus propiedades nutritivas: Las ensaladas. Son alimentos muy fáciles de preparar y, por su riqueza en agua, vitaminas, minerales y fibra nos reportan muchas virtudes, entre ellas, hidratan, refrescan y depuran el organismo, protegen la piel de los rayos solares y previenen el estreñimiento.
Las frutas. Son alimentos muy refrescantes y muy indicados en esta época. Sopas o purés fríos son platos muy saludables que previenen la deshidratación y una gran fuente de minerales
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