miércoles, 31 de octubre de 2012

GASTRONOMÍA BOLIVIANA PARA TODOS SANTOS // Alimentos

Cada año, el 1 de noviembre,

Bolivia celebra su fiesta ritual en recuerdo y honra de sus parientes fallecidos, fiesta que se conoce como el Día de Todos los Santos.

En todo el país, muchas familias, especialmente aquellas generaciones mayores que están más apegadas a las tradiciones, se reúnen en los cementerios para hacer una visita a los seres queridos que han fallecido recordándoles que no les han olvidado preparando la comida que más agradaba a los familiares difuntos. Este extraño ritual tiene sus orígenes en el mejor de los tiempos de la cultura aymara y que pese a la aculturación sufrida en los años de conquista europea, se conserva desafiante.

Normalmente el recibimiento de las almas o ajayus se realiza en casa y al día siguiente se visita el cementerio, ocasión en la que se arregla la tumba, se coloca la mesa, se hace rezar y se despide al alma.

Las mesas se arman para los difuntos con manteles blancos o negros, según se trate de personas mayores o personas menores. Algunas familias suelen usar el aguayo colorido si el difunto es mujer.

La mesa debe ir en forma de escalera (niveles), donde se coloca en los cuatro extremos cañas de azúcar que simbolizan bastones que se adornan con coronas y suspiros de colores.

Entre los platos mÁs populares para esta fecha están: el ají de papalisa, el ají de fideo, lagua de choclo, entre otros.

En Tarija para esta ocasión se prepara picante de pollo, lawauchu y diversidad de masas.

En Chuquisaca, el plato tradicional para compartir con la familia y los difuntos es el mondongo.

En el Beni se reza en las iglesias, adonde llevan las comidas que les gustaban a sus muertos. Además de las bebidas y dulces, invitan a los rezadores, pollo, majadito, locro de gallina, masaco.


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