jueves, 16 de agosto de 2012

Las papas fritas, gran tentación

Las papas fritas son irresistibles y eso todos lo hemos podido comprobar alguna vez en que no quisimos consumirlas pero comenzamos con una y ya no fue fácil controlar su ingesta.

Está reacción tiene un fundamento fisiológico, al parecer, la raíz de esta conducta es la grasa contenida en las patatas fritas que desencadena en el intestino la producción de sustancias llamadas endocanabinoides, que son similares a los compuestos que contienen drogas como la marihuana.

Otra explicación refiere que al parecer llevamos en los genes eso de comer hasta terminar. Y eso es algo que nos diferencia de muchos de los animales que nos rodean.

Esto quiere decir que entendemos como unidad todo lo que vemos, sin pensar que existen las porciones. De ahí que, ante la visión de un pastel, por muy grande que sea, siempre pensaremos que es poco.

El problema de esta situación nos lo encontramos cuando lo que la persona considera una unidad conlleva un aporte calórico excesivo como las citadas bolsas de patatas, los paquetes de galletas (en algunos casos, incluso de 200 o 300 gramos, cada uno), las bolsas de pipocas, pistachos, maní…

Comérselas es un placer. Pero luego llega la penitencia: Nos sentimos mal por no haber podido limitar el consumo, y dejar la bolsa a medias. ¿Podemos realmente conseguirlo? La verdad es que sí, pero con bastante esfuerzo, y en contra de nuestra naturaleza.

Medidas para evitar el consumo excesivo

Existen algunas medidas que podemos poner en práctica para evitar comernos toda la bolsa de papi tas fritas:

- Llenar nuestro estómago antes. Beber varios vasos de agua de forma seguida ayudan a evitar el objeto de deseo.

- Coger de la bolsa la cantidad que pensemos comernos (la porción que creamos adecuada) y, acto seguido, retirar la bolsa de nuestro alcance. La necesidad de desplazarnos para recuperar la bolsa puede permitirnos disponer de varios segundos para tomar conciencia de nuestra falta de control.

- En momentos de más estrés, comemos más rápidamente y mayor cantidad. Por eso, antes de sentarnos en la mesa, deberíamos practicar algún tipo de relajación (respirar profundamente del orden de 20-30 veces nos rebaja mucho el nivel de ansiedad).

Escoger la cantidad

La utilización de fuentes, o recipientes de gran capacidad invita a no dejar de comer hasta haber acabado con ellos. Así, un gran cuenco de palomitas, por muy grande que sea, nunca será suficiente. Mejor presentaciones más pequeñas.

La industria, sin embargo, no nos facilita la tarea. Cada vez son más las empresas que "regalan" un porcentaje determinado de producto. O bien, las bolsas son mayores (tamaños gigante, o maxi…). De ahí que, si queremos comer una cantidad determinada de alguna cosa, debamos sacarla del envoltorio, coger la cantidad adecuada, y ocultar o alejar el resto.



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