En la exquisita chocolatería de Brujas situada entre la catedral y uno de sus venecianos canales, los penes dominan el escaparate. Delante están los más grandes y viriles, surcados de venas, y más atrás, dispuestos en filas, los pequeños. A unas pocas calles adoquinadas de esta hermosa ciudad belga se ven pechos de chocolate con leche en sujetador de encaje, blanco o negro. Y todos, también aquí, esperan ser devorados.
En Bélgica, los bombones forman parte de la tradición cultural.
Allí se inventaron hace 100 años, y hoy en día centenares de maestros chocolateros mantienen viva esa herencia elaborando manualmente los deliciosos dulces de chocolate. Pero parece que, frente a la producción industrial, ya no importa sólo el paladar: también la forma debe atraer a los clientes.
“Los penes y las vaginas son los productos que más vendemos”, dice Bram Close, de la confitería Verheecke. “Los turistas se vuelven locos”. Y es que en esta pequeña tienda de Brujas, ciudad que se autodenomina la capital del chocolate, cabría esperar especialidades locales, pero no este tipo de atrevimientos. “Pero el sexo vende mucho. Es así con todo”, explica Close.
Joel Etzold, de la oficina de turismo de Flandes -la región flamenca de Bélgica-, subraya que no todos los vendedores de chocolate ofrecen obscenidades en sus escaparates.
“No siempre son los maestros chocolateros de toda la vida los que elaboran estos bombones eróticos. Éstos más bien ahuyentarían a su clientela gourmet”, afirma.
Pero se le escapa una excepción: también el conocido maestro chocolatero Hans Burie, de Amberes, se aventuró una vez a colocar en su escaparate bombones con formas más atrevidas: cacas de perro, como protesta ante las muchas que minaban la ciudad.
La responsable de esta tendencia es Katy Pieters, que hace ya 15 años presentó los primeros “sex chocolaatjes” en una feria erótica de Amberes.
Después, comenzó a ofrecer los bombones en un pequeño rincón de su tienda de chocolates, y hoy en día tiene un negocio dedicado exclusivamente a los dulces eróticos: Swiet & Seksie (dulce y sexy). “Hace que en muchos rostros se dibuje una sonrisa”, afirma.
Según Rita Speelman, de Sweet Ero Chocolates (en Limburgo), “la gente busca siempre productos nuevos y divertidos”. Sus dulces de escenas de kamasutra o los penes de chocolate con corbata o sombrero se regalan tanto en bodas como en despedidas de solteros.
Y es que, en el fondo, el chocolate es un regalo relacionado con el amor. Speelman lo califica además de afrodisíaco y lo compara con el viagra.
En una de las ediciones del festival de chocolate de Brujas, los belgas fueron incluso un paso más allá. Allí puede encontrarse desde lápiz de labios a aceite de chocolate para masajes, pero los artistas lograron crear auténticas estatuas de chocolate aplicando redondeces al cuerpo con pintura... de chocolate (Dpa).
Para despedidas de soltero
Pero no es un producto que sólo se comercialice en Bélgica.
Los sex shops de distintos países, según se puede constatar en internet, venden penes y vaginas de chocolate al lado de consoladores y otros artículos eróticos.
En Bolivia, también es posible conseguir estos diseños, si es que, por ejemplo, se los pide en una chocolatería de Sucre. Se trata de una línea especial de chocolates ideada para las despedidas de soltero de ambos sexos.
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