Agotamiento, insomnio, gastritis, depresión, diabetes, estreñimiento y otros males más pueden ser controlados con el consumo regular de uno de los cereales más ricos en nutrientes: la avena. Ésta proporciona seis aminoácidos de los ocho que se consideran esenciales. Combinándola con alimentos como leche o legumbres, se complementa la calidad de la proteína, igualándose a la que ofrece la carne y los huevos, vital para el crecimiento y la reparación de tejidos.
La avena también contiene carbohidratos que sirven para aportar energía y grasas, que además de cumplir similar función, transportan las vitaminas A, D, E y K.
ALIMENTO COMPLETO
La nutricionista Anahí Cárdenas explica que la planta pertenece a la familia de las poáceas, pariente cercana del trigo y la cebada. Si bien contiene carbohidratos, es erróneo pensar que la avena engorda; al contrario, contiene una alta cantidad de fibra soluble, que al contacto con el agua aumenta de tamaño y produce una sensación de saciedad, ayudando a controlar el apetito. “Lo importante es combinar la avena como parte de una alimentación saludable con balance, moderación y variedad, además de la correspondiente actividad física”, agrega la especialista.
Los carbohidratos de la avena además se asimilan fácilmente y se absorben lentamente, haciendo que este cereal proporcione energía por varias horas después de su consumo. Además, los mucílagos lubrican y suavizan el interior del intestino, beneficioso en caso de gastritis y colitis.
El salvado de avena, por su lado, tiene como principal componente al betaglucano, un deri- vado soluble de la celulosa, que logra un efecto laxante suave y disminuye el colesterol al absorber y arrastrar los ácidos biliares del intestino.
AZÚCARES Y GRASAS
Por otra parte, la avena contiene fructosa, tipo de azúcar que no precisa de la insulina para penetrar en las células para su asimilación, por lo que se recomienda a diabéticos.
Hasta sus grasas son buenas. El 80% de sus ácidos grasos es insaturado y entre ellos se destaca el linoleico, con efecto regulador sobre la síntesis del colesterol. Además tiene la avenasterol, que impide la absorción del colesterol en el intestino. Finalmente está la lecitina, un fosfolípido importante para el funcionamiento del sistema nervioso que ayuda a reducir el colesterol en la sangre.
Por todo esto, se recomienda la avena para controlar afecciones del sistema nervioso, por su efecto tonificante y equilibrador, combatiendo el nerviosismo, el agotamiento mental, el insomnio y la depresión; y para aliviar afecciones digestivas como la gastritis, la úlcera gastroduodenal, el exceso de colesterol, diverticulitis o colitis.
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