La pasta le suele encantar a los niños, pero en muchas ocasiones no salimos de los clásicos espaguetis a la boloñesa o fideos tradicionales, platos que se pueden volver un poco repetitivos.Por eso conviene probar nuevas recetas de pasta de vez en cuando para ir incorporándolas a nuestros menús.
Los cereales aportan una pequeña cantidad de proteínas y de grasas y muchos hidratos de carbono, un nutriente que es para el organismo como la gasolina para los automóviles: su combustión. Produce energía para moverse, estudiar y aprender. También favorece el funcionamiento del sistema digestivo y, por su escasísimo contenido en grasa, ayuda a controlar el colesterol. Hoy día, debido al excesivo consumo de grasas saturadas, los niveles de colesterol de los niños están por las nubes. Por eso es tan importante incluir la pasta en su alimentación habitual.Para aprovechar al máximo sus cualidades nutricionales, debemos combinarla con leche y derivados lácteos, carne y verduras, ya que así incrementamos el valor biológico de sus proteínas.
Por el contrario, hay que evitar acompañarla con otros alimentos ricos en hidratos de carbono, como el pan o el arroz, para que no resulte pesado de digerir.
También se debe controlar las salsas con que las servimos, ya que son éstas las que incrementan el valor calórico de la pasta.
En contra de lo que mucha gente piensa, las pastas no son de los alimentos que más engordan.
Aunque aportan bastantes calorías (cuatro por cada gramo), tiene tal poder de saciedad que elimina el deseo de picar a deshoras.
Ayuda a combatir bajones energéticos y activan los músculos y las fibras nerviosas del cerebro.
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