A este órgano algunos incluso le atribuyen ser responsable de los sentimientos. Lo cierto es que es uno de los más afectados si existe una mala alimentación. "Al ser una bomba muscular potente que abastece de sangre a todo el cuerpo, el corazón es primordial en el proceso de llevar oxígeno y nutrientes necesarios a las células, por eso debemos tener un especial cuidado en que nuestra alimentación lo fortalezca previniendo futuras enfermedades que lo deterioren", afirma Cecilia Soliz, nutricionista de Nestlé.
Los alimentos inadecuados pueden causar un ataque. La experta alerta que los elevados niveles de colesterol, presión arterial alta y exceso de peso pueden ser factores cruciales para sufrir un ataque al corazón, condición en la que se suspende el propio suministro de sangre al corazón, ocasionando que las células mueran por falta de oxígeno, y si se prolonga por varios minutos, dejan incapacitada o producen la muerte de la persona.
No a las grasas. En este sentido, la profesional especifica que el consumo en exceso de alimentos ricos en grasa saturada, como ser carnes rojas, aves, cerdo, vísceras, mariscos, embutidos, manteca de palma, aceite de coco, yema de huevo, pueden contribuir de sobremanera a la acumulación de colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, obstruyendo la circulación y generando un gran riesgo de sufrir un ataque cardíaco o infarto.
Ante ello, la nutricionista aconseja consumir verduras y frutas diariamente. Además de una gran variedad de cereales integrales, de 3 a más porciones al día. Asimismo, sugiere escoger lácteos descremados, legumbres y carnes magras sin piel. El pescado es también una buena opción, al consumir especialmente trucha, sardina, atún y salmón por lo menos 2 veces a la semana.
Siguiendo las pautas alimenticias recomendadas, quizá el conocido dicho de "barriga llena, corazón contento" pueda de cierto modo tener un sentido positivo para el buen funcionamiento del corazón y su salud en general.
Lácteos y carnes. Limite los alimentos como el queso graso, mantequilla, carnes grasosas, mariscos, embutidos, manteca de palma, aceite de coco, grasas parcialmente hidrogenadas (margarinas duras) y yema de huevo.
Aceite. A la hora de escoger aceites, Soliz sugiere para cocinar el aceite de oliva, dado que soporta altas temperaturas sin descomponerse, y para el consumo los aceites de girasol y soya.
Sal y gaseosas. Consumir menos de 6 gramos de sal por día y restringir el consumo de alimentos altos en calorías y bajos en nutrientes como gaseosas, bocaditos fritos y dulces.
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